En los pueblos donde el lodo aún se mezcla con las huellas del desbordamiento, la ayuda del Estado mexicano no se ha detenido. La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo informó que el Gobierno de México mantiene presencia permanente en las zonas afectadas por las lluvias en Veracruz, Hidalgo, Puebla, Querétaro y San Luis Potosí, con apoyo directo para más de noventa mil familias que ya recibieron un primer aporte económico de veinte mil pesos.
La mandataria explicó que el despliegue institucional abarca distintos frentes: apertura de caminos, reconstrucción de viviendas, atención médica, abastecimiento alimentario y reanudación de clases. “No nos vamos a ir hasta que no se abra el último camino”, dijo Sheinbaum, al agradecer el esfuerzo de la Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Marina, la Comisión Federal de Electricidad, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes y las autoridades de los cinco estados involucrados.
El balance más reciente muestra ciento tres mil doscientas cuarenta y cinco viviendas censadas por servidoras y servidores de la nación. De ese universo, noventa mil seiscientas ochenta y una familias ya recibieron su primer apoyo y dos despensas completas. El segundo desembolso variará entre veinte mil y setenta mil pesos, según la magnitud del daño en cada hogar. En los casos donde la vivienda fue pérdida total, la Comisión Nacional de Vivienda asumirá la reconstrucción integral.
A la fecha, se han entregado cuatrocientas treinta y cinco mil trescientas treinta y cinco despensas, muchas de ellas enviadas por ciudadanos que acudieron a los centros de acopio. Esa colaboración social, reconoció la presidenta, complementa el trabajo institucional y refuerza el espíritu solidario que ha caracterizado a las comunidades mexicanas ante los desastres naturales.
El restablecimiento de los servicios básicos avanza con rapidez. La CFE restituyó la energía eléctrica en todas las localidades afectadas, y las autoridades educativas limpiaron y rehabilitaron los planteles escolares dañados. En los casos de mayor afectación, las empresas constructoras ya iniciaron la reconstrucción, mientras que las niñas y niños desplazados fueron reubicados temporalmente en escuelas cercanas o inmuebles adaptados para no interrumpir el ciclo escolar.
La dimensión sanitaria también forma parte del operativo federal. Desde los primeros días de la emergencia, las Secretarías de Salud federal y estatales, junto con IMSS-Bienestar y el ISSSTE, aplicaron más de seiscientas veintiún mil vacunas, y mantienen brigadas médicas móviles en comunidades que aún padecen dificultades de acceso. El trabajo preventivo busca evitar brotes epidémicos por las condiciones de humedad y hacinamiento derivadas de las inundaciones.
El despliegue en campo incluye cincuenta y tres mil ochenta y cuatro elementos de las Fuerzas Armadas, Protección Civil, infraestructura, salud, bienestar y seguridad. En Veracruz todavía nueve comunidades permanecen sin comunicación vehicular, aunque el abasto de alimentos, medicinas y víveres llega a través de vuelos de helicóptero. En Puebla, Querétaro e Hidalgo, la red carretera ya se encuentra totalmente abierta.
Sheinbaum subrayó que el Gobierno federal trabaja de manera coordinada con los gobiernos locales para atender no solo las emergencias inmediatas, sino también la reconstrucción económica y social. En esa segunda etapa se prevén apoyos específicos para comercios y parcelas agrícolas afectadas, con el fin de reactivar las economías comunitarias y recuperar los medios de vida de miles de familias rurales.
“La prioridad es devolver la tranquilidad a cada familia, reconstruir sus casas, sus escuelas, sus caminos. No hay tarea pequeña cuando se trata del bienestar del pueblo”, expresó la presidenta al final de su mensaje, acompañada de un reconocimiento público a las instituciones civiles y militares que han participado en la emergencia.
La recuperación, añadió, no se mide únicamente en cifras o estructuras reparadas, sino en la certeza de que ningún poblado será abandonado. Las brigadas seguirán trabajando en el territorio hasta que la última comunidad recupere su comunicación, sus servicios y su vida cotidiana. Con ese compromiso, el Gobierno de México reafirma su política de atención directa y su principio de no dejar a nadie atrás.
