El eco de la trifulca en el Senado llegó a Palacio Nacional. Desde la conferencia matutina, la presidenta Claudia Sheinbaum no dudó en calificar lo sucedido entre el dirigente nacional del PRI, Alejandro “Alito” Moreno, y el presidente de la Mesa Directiva, Gerardo Fernández Noroña, como un reflejo de “lo que es el PRIAN”. La mandataria federal aseguró que la conducta del priista muestra un talante autoritario, “como los porros” que en su época universitaria agredieron a su hermano en la Facultad de Derecho de la UNAM.
Sheinbaum relató esa memoria personal para equiparar la violencia de ayer con viejas prácticas de choque que, dijo, hoy regresan encarnadas en líderes de oposición. “Cuando vi al presidente del PRI en esa actitud y a otro diputado golpeando en el piso a un trabajador, me vino a la memoria aquella escena. Muy autoritaria”, expresó.
La presidenta descartó que su administración persiga a opositores por sus ideas. Aseguró que en México existe libertad de expresión, de reunión y de manifestación, y que los señalamientos de persecución responden a una narrativa victimista. “¿A quién hemos detenido por pensar diferente? Díganme un caso”, retó.
Para Sheinbaum, lo grave es que la Cámara de Senadores, concebida como espacio de diálogo, se vio convertida en ring. “Lo importante es que la gente vea quiénes son, cómo se comportan y qué tanto odio cargan. Esa es la hipocresía de quienes hablan de autoritarismo y lo ejercen a golpes”.
El episodio del 27 de agosto terminó con denuncias penales presentadas por Noroña contra Moreno por lesiones y amenazas, mientras el priista respondió con una contrademanda ante la FGR y una solicitud de protección a Gobernación. El caso subraya la tensión partidista y abre un nuevo capítulo de confrontación rumbo a la sesión solemne del 1 de septiembre.
