El conde eterno: 26 de mayo, Día Mundial de Drácula

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La figura del vampiro moderno tiene un origen literario preciso: el 26 de mayo de 1897, el irlandés Bram Stoker publicó Drácula, una novela que no solo definió el género del terror gótico, sino que consolidó el mito del vampiro aristocrático, seductor y mortal. Desde entonces, esta fecha se celebra como el Día Mundial de Drácula.

La historia, contada a través de cartas, diarios y recortes de prensa, narra el viaje del joven Jonathan Harker a los Cárpatos, donde conoce al conde Drácula, un ser con poderes sobrenaturales que busca establecerse en Londres. La tensión entre la modernidad y el folclor, la ciencia y lo sobrenatural, atraviesa toda la novela y le otorga una dimensión crítica sobre la sociedad victoriana.

El personaje de Drácula, aunque ficticio, se inspira en una figura histórica: Vlad III, príncipe de Valaquia, conocido como Vlad el Empalador. Su brutalidad contra los invasores otomanos y su apodo heredado –“Drăculea”, hijo del Dragón– contribuyeron a forjar la leyenda del vampiro.

El legado cultural de la obra es vasto. Desde el clásico cinematográfico de 1931, protagonizado por Bela Lugosi, hasta adaptaciones recientes en cine, televisión, teatro y cómic, Drácula ha atravesado generaciones sin perder vigencia. Incluso ha influido en géneros tan distintos como la música y los videojuegos.

Cada 26 de mayo, lectores, cinéfilos y aficionados al horror gótico conmemoran esta publicación con lecturas públicas, maratones de películas y eventos temáticos. También es una oportunidad para explorar la vigencia de una obra que sigue despertando preguntas sobre la muerte, el deseo, la otredad y la inmortalidad.