El patio del antiguo Senado, en Xicoténcatl, se convirtió en escenario político y punto de encuentro para legisladores, dirigentes partidistas y figuras públicas que acudieron al informe de actividades de Gerardo Fernández Noroña. Bajo una carpa, con tamales como bienvenida y un ensamble de música barroca, el presidente de la Mesa Directiva cerró un ciclo que calificó como “el más importante” de su trayectoria.
Acompañado por Adán Augusto López Hernández, coordinador de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política, Noroña fue recibido con gritos de apoyo y saludos efusivos. La gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila, fue la única mandataria estatal presente y le entregó un obsequio. Entre los asistentes estuvieron Sergio Gutiérrez Luna, presidente de la Cámara de Diputados; Francisco Cervantes, presidente del Consejo Coordinador Empresarial; Edna Vega, titular de la Sedatu; y los dirigentes partidistas Karen Castrejón (PVEM) y Alberto Anaya (PT).
En su discurso, el legislador resaltó como “hazaña” la aprobación de la reforma que permitirá, por primera vez en el mundo, la elección por voto universal, secreto y directo de jueces, magistrados y ministros. Recordó que la iniciativa enfrentó bloqueos, campañas mediáticas y la toma de la tribuna por parte de la oposición, pero aseguró que el 1 de septiembre el nuevo Poder Judicial tomará protesta. Destacó además la elección del oaxaqueño mixteco Hugo Aguilar Ortiz como presidente de la Suprema Corte, a quien consideró símbolo del avance social.
Noroña hizo un llamado a militantes y representantes de la Cuarta Transformación a vivir en “justa medianía” y evitar lujos y excesos, retomando las palabras de Benito Juárez. En este punto, abordó las críticas recientes a funcionarios por su estilo de vida, señalando que “para mucha gente comer tres veces al día es un lujo” y que él mismo, de origen obrero, recordaba como un privilegio una torta de queso de puerco el domingo.
El presidente del Senado advirtió que el movimiento vive “el momento de mayor conciencia política del pueblo” pero también “el mayor riesgo”, por el avance del fascismo y el supremacismo blanco. Criticó las redadas contra migrantes en Estados Unidos y exigió respeto a las decisiones del pueblo de México. “Aquí manda el pueblo y nadie más”, sentenció.
El respaldo al pueblo palestino ocupó un segmento de su intervención. Señaló que la población vive un bloqueo que impide la entrada de ayuda humanitaria y constituye, dijo, un crimen de guerra. Propuso la coexistencia pacífica de dos Estados y llamó a romper el silencio internacional frente a esta crisis.
En el tramo final, subrayó que la unidad entre Morena, PT y PVEM es fundamental para evitar que intereses racistas y clasistas retornen al poder. Agradeció a su equipo, a los trabajadores del Senado y a sus compañeros legisladores. Recordó que su gestión concluye el 31 de agosto, pero que seguirá cinco años más como senador, dispuesto a recorrer el país y “luchar hasta el último segundo” por la transformación.