Roberto Cortez Zárate
Puebla se alista para recibir uno de los encuentros más significativos del rock en español contemporáneo: La Barranca, La Castañeda y San Pascualito Rey compartirán escenario en una velada que promete intensidad, historia y comunión sonora. El concierto forma parte de la gira con la que La Barranca conmemora tres décadas de trayectoria, una celebración que ha incluido presentaciones en foros íntimos, festivales y espacios monumentales, como el Teatro Metropólitan, donde cerrarán el ciclo el próximo 1 de noviembre.
La cita en Puebla, sin embargo, tiene su propia carga simbólica. Se trata de una ciudad donde —como afirma José Manuel Aguilera— el grupo ha forjado una relación sólida con su audiencia a lo largo del tiempo. “Es una de esas plazas donde hemos generado un vínculo intenso con la gente. Me encanta ir, aunque prefiero no hacerme expectativas: quiero sorprenderme en el momento de salir al escenario”, expresó el guitarrista en entrevista.
Este concierto también será un punto de reencuentro para las tres agrupaciones, que ya han coincidido antes en festivales como el Frontón México, donde compartieron cartel y público. Para Aguilera, la experiencia ha sido cálida y respetuosa: “Con La Castañeda existe una cordialidad que viene de muchos años. Coincidimos muchas veces, pero nunca habíamos trabajado tan directamente como ahora”.
Un gesto de complicidad entre generaciones
La invitación a colaborar se concretó cuando Ozwaldo de León, guitarrista de La Castañeda, propuso a Aguilera grabar guitarras para un proyecto de música electrónica. A partir de ahí, el diálogo se volvió más cercano y derivó en una participación especial durante el concierto de La Castañeda en el Auditorio Nacional, donde Aguilera intervino en dos piezas del repertorio de la banda. “Fue con total libertad, me dijeron: ‘¿quieres tocar, cantar o las dos cosas?’. Hicimos algunas propuestas y todo fluyó con mucha naturalidad”.
Ese mismo espíritu marcará la presentación en Puebla. Más allá de una alineación compartida, se trata de un encuentro entre sensibilidades, generaciones y escenas que, aunque distintas, comparten una ética de resistencia musical, independencia y búsqueda constante. Tanto La Barranca como La Castañeda han forjado una identidad sonora sin adscribirse a fórmulas y, junto a Pascual Reyes, la velada promete una paleta emocional que va de lo introspectivo a lo visceral.
Repertorio abierto, fidelidad a la sorpresa
En consonancia con su política de no repetir setlists, La Barranca prepara un repertorio distinto para cada ciudad. Aunque El fuego de la noche ha sido pieza central en esta gira, y Piedad ciudad ha tenido momentos destacados, el concierto en Puebla incluirá también temas recientes del álbum Antimateria, así como canciones menos habituales en sus presentaciones. “Queremos que cada show tenga su propia personalidad. Puebla no será la excepción”, afirma Aguilera.
Uno de los aspectos que distingue esta gira es la voluntad de explorar distintas escalas. Mientras el Teatro Metropólitan será el espacio sinfónico de cierre, otros conciertos como el de Ecatepec se plantean en formato más íntimo. Puebla se ubica en un punto intermedio: es una plaza consolidada, pero el cartel múltiple le dará una energía colectiva. Aguilera insiste en que lo que importa no es el tamaño del foro, sino que la banda suene bien. “Si el sonido está bien, todo fluye. El público lo percibe”.
Más allá de los géneros: una banda en expansión
A lo largo de su historia, La Barranca ha incorporado sonoridades que van del rock eléctrico al bolero, del danzón a la experimentación acústica o sinfónica. En cada disco —desde El fuego de la noche hasta Antimateria— hay una búsqueda por construir un universo sonoro propio. “No queremos hacer el mismo disco dos veces”, afirma Aguilera. Y eso también se refleja en su disposición a tocar con distintas bandas, sin importar etiquetas.
Con el paso del tiempo, La Barranca se ha consolidado como una agrupación con voz propia en el contexto del rock mexicano. Su relación con la tradición nacional no es una pose, sino una consecuencia natural de su arraigo. “Ser mexicano y censurar tu mexicanidad me parece antinatural. Nosotros nacimos aquí, vivimos aquí, y eso se refleja en lo que hacemos. Sin hacer una apología nacionalista, estamos inscritos en la tradición de la canción en español”.
Puebla como punto de convergencia
La escala en Puebla no sólo enriquece la gira por los 30 años, sino que suma capas de diálogo con otras propuestas artísticas. La alianza con La Castañeda y Pascual Reyes permite entretejer memorias compartidas con nuevas dinámicas de colaboración. En cada ciudad, La Barranca reafirma su capacidad para reinventarse, dialogar con otras escenas y mantener la vigencia sin sacrificar profundidad.
“Siempre habrá alguien que pide una canción que no tocamos. Pero ojalá todas las dificultades fueran así”, dice Aguilera con una sonrisa. Y en efecto, esa es la tensión que habita cada concierto: entre la nostalgia y la renovación, entre la expectativa del público y la brújula sonora que guía a la banda. En Puebla, como en todo el país, La Barranca no repite, no se repite. Y por eso sigue siendo indispensable.
@LaBarrancaMx visitará #Puebla y tocará con @La_CastaOficial y @sanpascualitor el 27 de septiembre pic.twitter.com/S8mqWcN8Z6
— Rockanrolario (@rockanrolario) July 25, 2025