Las intensas lluvias que azotaron el centro-sur de Texas provocaron la muerte de al menos 91 personas, informaron autoridades federales este lunes. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, calificó los hechos como una “tragedia histórica” y subrayó que la mayoría de las víctimas se localizaron en el condado de Kerr, donde el río Guadalupe alcanzó niveles récord.
Un informe del alguacil Larry Leitha Jr. reveló que entre los fallecidos se encuentran 27 menores de edad, todos vinculados al campamento cristiano de niñas Camp Mystic. El sitio fue arrasado por una corriente súbita que sorprendió a residentes y visitantes. Las instalaciones, ubicadas en una zona rural cerca de Hunt, colapsaron parcialmente tras el desbordamiento del río.
El Servicio Meteorológico Nacional explicó que las lluvias acumuladas en menos de medio día superaron los 300 milímetros, un volumen sin precedentes que puso en crisis a los sistemas de drenaje y evacuación en toda la región de Hill Country. Las autoridades locales han declarado estado de emergencia en más de diez condados y emitieron alertas ante nuevos pronósticos de lluvia.
Pese a los señalamientos de legisladores que acusan al gobierno de Donald Trump de haber debilitado los sistemas de monitoreo climático, la Casa Blanca negó cualquier responsabilidad. “El presidente está comprometido con apoyar a las comunidades afectadas”, aseguró Leavitt, quien además informó que Trump visitará la zona devastada en los próximos días.
La tragedia ha conmovido al país. Organizaciones religiosas, grupos de rescate y voluntarios se han movilizado en la búsqueda de los 41 desaparecidos, mientras familias enteras intentan reconstruir sus viviendas en medio del lodo y la pérdida. La zona más golpeada se mantenía sin energía eléctrica ni conectividad este lunes por la tarde.