México activó protocolos de precaución este miércoles luego del terremoto de magnitud 8.8 que sacudió la península de Kamchatka, en el extremo oriental de Rusia. Si bien las estimaciones técnicas descartan daños por tsunami en costas mexicanas, la Secretaría de Marina recomendó mantener a la población alejada de playas, muelles y zonas de embarque, ante el posible arribo de corrientes marinas peligrosas y ligeras variaciones en el nivel del mar.
El movimiento telúrico, registrado a las 11:25 horas tiempo local en Rusia, se originó a 18 kilómetros de profundidad en el lecho marino. La energía liberada se propagó a través del océano Pacífico, lo que llevó a diversas autoridades internacionales a emitir advertencias de tsunami. En México, el Centro de Alerta de Tsunamis indicó que, aunque el oleaje previsto no rebasaría los 20 centímetros, sí se espera “la presencia de fuertes corrientes en las entradas de los puertos” a partir de las 02:00 horas.
El aviso fue dirigido a las autoridades de protección civil y a la población de los once estados con litoral en el Pacífico, desde Baja California hasta Chiapas. Capitanías de puerto y cuerpos de seguridad costera han reforzado la vigilancia en zonas concurridas por turistas, como playas, marinas y corredores ecológicos. En ciudades como Acapulco, Puerto Vallarta y Mazatlán, las autoridades municipales activaron operativos de disuasión en zonas turísticas, aunque no se han reportado afectaciones.
El organismo dependiente de la Secretaría de Marina subrayó que no se trata de una alerta de evacuación, sino de un llamado a la prudencia frente a alteraciones del mar poco visibles, pero capaces de arrastrar objetos y personas. “Este tipo de eventos pueden presentar corrientes peligrosas y efectos de canalización en bahías y bocanas”, indica el comunicado oficial.
En contraste con el pronóstico para México, otras naciones han aplicado medidas de mayor envergadura. Hawái, por ejemplo, entró en estado de emergencia. El gobernador Josh Green ordenó la evacuación inmediata de varias zonas costeras en Oahu y Honolulu, ante la expectativa de olas mayores a dos metros. Japón evacuó a miles de personas en el norte del archipiélago, mientras que Chile, Perú y Ecuador mantienen alertas activas y estiman la llegada de oleaje superior al metro de altura.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, exhortó a evacuar la franja costera con tres horas de antelación al posible impacto. En Ecuador, el Instituto Oceanográfico de la Armada anticipó olas de hasta 1.4 metros en zonas portuarias, con restricción de actividades marítimas. Perú también emitió un boletín técnico, aunque sin detallar sus medidas de protección hasta el momento.
En el origen del fenómeno, las autoridades rusas confirmaron daños estructurales en Kamchatka, con al menos una decena de personas heridas y una guardería afectada. El gobernador Vladímir Solodov calificó el evento como “el más fuerte en décadas”, y se desplegaron unidades de emergencia para atender derrumbes y crisis estructurales. El fenómeno se originó en una de las zonas sísmicas más activas del planeta, donde convergen placas tectónicas con alto potencial de deslizamiento vertical.
La magnitud del terremoto y su localización submarina generaron una rápida dispersión de alertas, activadas automáticamente por sistemas de vigilancia en alta mar. El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) confirmó la profundidad y el epicentro, mientras que el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico rastreó la propagación de ondas a través del océano con modelos dinámicos.
En México, Protección Civil nacional mantiene coordinación con los gobiernos estatales y monitoreo en tiempo real de la actividad oceánica. Se espera que durante las próximas horas se determine con mayor precisión el impacto que el evento pueda tener sobre las costas mexicanas.
Por el momento, no se prevé impacto directo, pero las autoridades exhortan a la población a no ingresar al mar, evitar el tránsito por zonas de rompiente y atender únicamente información oficial. En las próximas horas se anunciará la cancelación o extensión de la alerta según la evolución del fenómeno.