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Disfraz y dinero no salvaron a sicarios de Puebla-Orizaba

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El ruido de las balas en la Puebla-Orizaba todavía resonaba cuando, a pocos kilómetros de la escena, tres hombres intentaban borrar su rastro. En el interior del bar El Negrito, en pleno Centro Histórico de Puebla, se cambiaron de ropa, pidieron bebidas y simularon ser clientes. No contaron con que las cámaras de videovigilancia ya seguían cada uno de sus pasos.

Eran José N., El Pantera, de 44 años; Marco N., de 34, y Daniel N., de 27. Horas antes habían participado, según las investigaciones, en una emboscada contra una camioneta Tucson en el kilómetro 138 de la autopista. La maniobra, precisa y sincronizada, involucró al menos tres vehículos, incluido uno de paquetería que cerró el paso. El resultado: dos hombres de la Ciudad de México muertos y una mujer herida.

El operativo que culminó con su captura unió a la SSP estatal, la Semar y la SSC municipal. En el bar, los agentes encontraron un arma larga AR-15, 20 cartuchos útiles, ropa y calzado, además de cerca de 100 mil pesos en efectivo. Los zapatos que no cambiaron y el arma que no ocultaron se convirtieron en pruebas clave.

Una mujer que los acompañaba se retiró antes de la inspección, llevándose parte del dinero. Su identidad y paradero son desconocidos.

Con antecedentes por homicidio, secuestro, robo y delitos contra la salud, los tres fueron entregados al Ministerio Público. Para el secretario de Seguridad, Francisco Sánchez González, no fue un robo improvisado, sino un ataque diseñado para asegurar la muerte de las víctimas.

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