Nacho Juárez
Alejandro Armenta Mier fue el primero de los gobernadores de Morena en el país en fajarse el cinturón y hacer frente al inicio de una estrategia de la ultraderecha mexicana y la oposición -aglutinada en los cascajos que quedaron de la Marea Rosa- que tiene como finalidad el embate directo a la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y los gobiernos de la 4T, incluido el de Puebla.
El poblano dio un paso al frente y arguyó los mecanismos que pretendían utilizar los infiltrados violentos de la marcha del sábado pasado: provocar una tragedia, una muerte y responsabilizar al gobierno (tanto federal como local) de esa situación.
Se trata de una estrategia conocida como “Go Negative” -surgida a mitad de la década de 1995-, pero que en México se embona justo con la puesta en marcha del famoso plan o manual “Ave Azul”, elaborado por el Partido Acción Nacional.
“Ave Azul” es un manual surgido de las luchas ciudadanas y democráticas de Acción Nacional en Chihuahua, Baja California y el Bajío, el cual recogía rutas estratégicas para debilitar a los gobiernos priistas: culparlos de los males del país, difundir a ras de suelo la creación de grupos de choque para impedir que la oposición llegara al poder, el sumo cuidado de las casillas electorales, sembrando hasta dos o tres personas si era necesario para que hubiera actas de escrutinio para comprobar la victoria, entre otras cosas.
Fue con la llegada de Felipe Calderón Hinojosa al poder en 2006, después del histórico fraude electoral, cuando el manual “Ave Azul” toma otra dirección para las elecciones a las diferentes gubernaturas como Tamaulipas, Oaxaca, Campeche, Durago, Veracruz, Chihuahua, el Estado de México y Querétaro.
El objetivo de poner ese plan en marcha era, sin duda, impedir que el PAN perdiera el control de la Cámara de Diputados en 2009.
La encomienda corrió a cargo de Juan Camilo Mouriño, su padre Carlos Mouriño Atañez, y Carlos Patrón Laviada, entonces hermano del gobernador de Yucatán, Patricio Patrón. Todos ellos fueron asesorados por el español Antonio Solá, conocido ampliamente por sus campañas de contrastes y llenas de odio. Fue, por ejemplo, el responsable de la frase “López Obrador, un peligro para México”, que penetró entre los votantes switchers generando miedo.
Una nota del semanario Proceso, publicada el jueves 23 de septiembre de 2004, recoge con claridad los alcances de esa estrategia. El declarante, Homar Zamorano, a la postre dirigente estatal del PRI, explicó que el primer objetivo era “crear confusión, fabricar argumentos, denunciar sin pruebas, hacer señalamientos con cualquier pretexto para dañar la imagen y la transparencia electoral”.
“Ave Azul es un manual operativo, es una guía de acción electoral para, supuestamente, poner en evidencia la corrupción del gobierno, el PRI y la parcialidad de las autoridades electorales de Tamaulipas”, relató al rotativo semanal.
Pero ahora la estrategia ha tomado un giro más trágico.
El gobernador de Puebla recordó un video de una charla televisiva en la que participó Carlos Castañeda Gutman, exsecretario de Relaciones Exteriores con el panista Vicente Fox Quesada, quien recomendaba a la oposición que, en ese momento, se sabía totalmente derrotada en los comicios presidenciales de 2024 que instrumentara la “guerra sucia, sucia”.
El concepto utilizado fue “Go Negative” que, a grandes rasgos, se utiliza en campañas política con la finalidad sacar a la luz o magnificar los ataques y aspectos negativos de un oponente, utilizando mensajes de impacto netamente emocional, fake news o falsos rumores, determinar los aspectos puntuales del contrincante para deslegitimarlos y segmentar muy bien a quiénes irán dirigidas todas las campañas.
Justo eso fue lo que advirtió el gobernador Armenta en la marcha de este sábado, pero con un agregado terrible: sembrar a una persona fallecida. Por eso no resulta menor que haya pedido a la Fiscalía General del Estado que inicie una amplia investigación sobre quién es el sujeto que aparece en un video difundido en redes sociales que arroja una piedra con toda la intención de herir a una persona de la tercera edad, cosa que consigue, pero sin los funestos resultados.
Y aquí entra otra variable: el Partido Acción Nacional, su dirigencia estatal, encabezada por Mario Riestra Piña, y el gobierno más emblemático: San Andrés Cholula.
De acuerdo con el mandatario estatal, existen indicios que funcionarios de la administración de Guadalupe Cuautle Torres participaron en la marcha. La Fiscalía tiene en sus manos la posibilidad de cortar de tajo el problema.
La alcaldesa sanandreseña y su esposo Edmundo TlatehuiPercino se han comportado todo este año en el gobierno como auténticos virreyes y para evitar ser criticados en lo mínimo, decidieron utilizar la fórmula que les vendió el director de Comunicación Social de ese municipio, Carlos Flores Lama: Soltar billetes a diestra y siniestra para callar a todos.
El problema es que el funcionario -que además pretende controlar los presupuestos de comunicación de otros municipios, incluidos varios morenistas- es un recomendado de Héctor Hernández Hernández, uno de los hombres más cercanos al morenovallismo que saquearon al Estado y dejaron una deuda multimillonaria.
Peor aún: el otrora imperio creado por Genaro García Luna sigue tan vivo como nunca, a través del secretario de Seguridad Pública municipal, Luis Flores Fierros, cuyo expediente incluye denuncias penales por abuso sexual y sus andanzas en el Clan de García Luna: participar en el Caso Ayotzinapa o exigir el cobro de cuotas para permitir la operación de huachicoleros, secuestradores y narcotraficantes cuando el grupo se entronizó en Baja California






